La Plaza Mayor
Se me ha ocurrido aprovechar este espacio para colgar mensualmente una imagen antigua de nuestra localidad con un pequeño comentario, al que me gustaría que ustedes o vosotros os sumarais con cualquier aportación.
Y quiero comenzar con una instantánea de la Plaza Mayor, centro económico, político y lúdico-social de Valencia de Don Juan, no en igual grado en todos sus momentos históricos pero sí el principal en buena parte de ellos.
Sería difícil rastrear el origen de este espacio urbano como tal, pero podemos dar algunas pinceladas. Sabemos que en el solar que ocupa la actual parroquia de San Pedro estuvo emplazada la iglesia de San Cristóbal, documentada por vez primera en 1118, por lo que tenemos ya delimitado el flanco digamos 'religioso' de la plaza. A su lado, el lugar 'político', con la Casa Consistorial, como sede permanente del concejo coyantino ya documentado en el siglo XIII si bien su morada no será fija hasta mucho después, ya que en estos primeros siglos se reunirá en lugares públicos como la plaça vieja (1348) o los soportales de la iglesia de Santa María del Castillo Viejo (1406). Aparece también en el siglo XV un lugar llamado el mercado, donde se conceden poyos en la zapatería (1387), carnicería (1393).
No tenemos clara la correlación que hace M. Á. Millán Abad entre la llamada 'plaza vieja' en el siglo XIV y la actual plaza mayor, toda vez que en 1499 tenemos un documento que identifica claramente el lugar que nos ocupa como 'plaza del mercado', texto que además nos habla por primera vez de un edificio construido expresamente como Ayuntamiento: ...estando dentro de las casas consistoriales de la dicha villa de Valencia que son a la plaza del mercado de la dicha villa [...] llamados y ayuntados el dicho su concejo y consistorio por son de campana tañida...
Consideramos que la plaza vieja debía estar dentro del primitivo perímetro amurallado, y por la importancia que tenían las reuniones y pregones en la iglesia de Santa María opinamos que aquella correspondería a la actual 'plaza chica' o de Santa María, mientras que la 'nueva' o del mercado, más amplia y mejor preparada, se configura junto a San Cristóbal para dar respuesta a las nuevas necesidades políticas y económicas de una localidad pujante en el siglo XV.
Además, la propia configuración de la plaza denota su moderna concepción, articulada en dos espacios unidos por uno de sus vértices. Un espacio lo configuraría la actual plaza mayor, otro sería el que hoy ocupan la iglesia y la plaza de los Reyes Católicos junto a la calle Obispo Sotero-. Ambos recintos con soportales, hoy casi desaparecidos, para facilitar el mercadeo de los productos, que se repartirían en uno u otro espacio dependiendo de su tipo. Este tipo de plazas 'dobles' aún se pueden rastrear en localidades cercanas donde hubo importantes mercados y ferias como Valderas, Mansilla de las Mulas y, sobre todo por su buena conservación, en Villamañán. En este sentido, la 'plaza vieja' o de Santa María, también dotada de soportales, se habría quedado pequeña y obsoleta para las nuevas necesidades del momento.
Damos un gran salto hasta el siglo XIX, cuando se producen grandes modificaciones en los edificios de la plaza, que se llamará entonces de la Constitución. En 1818 se iniciaban las obras de construcción del actual templo parroquial de San Pedro Apóstol, que no concluirían hasta 1876, siendo obra neoclásica de los arquitectos Pedro Perfecto Sánchez Ibáñez y su hijo Isidoro Sánchez Puelles. Como curiosidades, decir que se reutilizaron materiales del resto de templos de la localidad que estaban arruinados, motivo por el cual en 1803 se había decidido agrupar a ocho de las diez parroquias de la villa y construir una nueva en el mejor lugar posible, que no podía ser otro que la plaza mayor. La precariedad de la economía y de los materiales impidieron que las torres de la fachada alcanzaran la altura proyectada, un cuerpo superior al que hoy tienen.
En 1880 se inauguraban las nuevas Casas Consistoriales, que tres años después incorporaban una torrecilla y reloj -la que se observa en la imagen fue modificada en 1903-. Al edificio se sumó en las primeras décadas del siglo XX el bello Teatro Coyanza que aumentó carácter lúdico a la plaza que estamos estudiando, sin olvidar que en siglos precedentes ya habría congregado los principales festejos de la villa, procesiones religiosas, corridas de toros, etc. Pero el bellísimo conjunto formado por el Ayuntamiento y Teatro sería destruido en 1972 de manera injustificable por su mal estado de conservación. Al igual que hoy sigue sucediendo, entonces no se escucharon las voces de quienes pedían la restauración de estos edificios insignes para el patrimonio arquitectónico coyantino.
La segunda mitad del siglo XX fue terriblemente negativa para la estética de nuestra Plaza Mayor, denominada desde el golpe militar de 1936 como del Generalísimo. Se lleva a término la destrucción de la Casa Consistorial, sustituida en 1975 por un inexpresivo edificio del arquitecto Ignacio Cañas Represa y del aparejador Mariano Fernández Pérez -el último hoy concejal de urbanismo-. A ello se sumó la erección de un sobredimensionado edificio comercial cuyo volumen y acabado sobresaltan a cualquier visitante.
Los distintos planes de urbanismo aprobados en las últimas décadas no han salvado a la plaza de su progresivo deterioro, si bien han conseguido frenarlo. Los nuevos edificios han incorporado arquerías de ladrillo que devuelven el espacio antes ocupado por los soportales de madera. Estos últimos, desgraciadamente, han ido desapareciendo con el derribo de una espectacular esquina que se conservaba en la Plaza de los Reyes Católicos -antes llamada de las carnicerías, con lo que este nombre denota-, y la recientísima sustitución por metal de los últimos ejemplos de pies de madera de la propia plaza Mayor.
En cuanto a su ornamentación, simplemente decir que a comienzos de siglo la plaza disponía de un magnífico empedrado, para encementarse e incorporar unos jardines centrales con arbolado y farolas en 1946. La última reforma se ha producido en 2002 y consistió en la total eliminación de aquellos jardines, oportunidad que aprovechamos para observar el posible afloramiento de restos arqueológicos que fueron de escasa importancia, siendo esencialmente de épocas Moderna y Contemporánea, sólo destacables y anteriores en los alrededores de la iglesia donde aparecieron algunos enterramientos, seguramente correspondientes al antiguo templo de San Cristóbal.
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