3.- LA EXPANSIÓN DEL MOVIMIENTO OBRERO
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3.1.- Hacia un sindicalismo de masas
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A partir del último cuarto del siglo XIX, el capitalismo experimentó un cambio asociado a la expansión imperialista y a la implantación de la Segunda Revolución Industrial. Las nuevas fuentes de energía, el petróleo y la electricidad, que sustituyeron inexorablemente al vapor, significaron un aumento cuantitativo y cualitativo en la industrialización, lo que hizo crecer el proletariado industrial.
La experiencia de las luchas obreras habidas en los últimos cien años, especialmente las llevadas a cabo desde 1848, había sedimentado dando al movimiento obrero mayor madurez política y organizativa. La Primera Internacional representaba el principal bagaje organizativo y los combates llevados a cabo en diversos países y momentos, especialmente los de la Comuna de París, significaban lecciones muy valiosas de las que aprender para seguir las luchas en adelante.
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Estas luchas también hicieron difundir el pensamiento y la práctica socialista, que usó nuevas estrategias. La lucha sindical de masas fue una de ellas.
Estas luchas también hicieron difundir el pensamiento y la práctica socialista, que usó nuevas estrategias. La lucha sindical de masas fue una de ellas.
Para conseguir este sindicalismo masivo se unificaron las sociedades obreras locales, creándose sindicatos centralizados, organizados internamente por sectores profesionales.
De este modo las huelgas se convirtieron en un medio para forzar la negociación entre sindicatos y empresarios, aunque también se comenzó a exigir la intervención de los Estados como árbitros ante los abusos de los capitalistas y garantes de una legislación laboral justa. La llamada cuestión social pasó a primer plano en los países capitalistas.
3.2.- La formación de los partidos socialistas
Los militantes socialistas, recogiendo las recomendaciones dadas por la I Internacional antes de su disolución, comenzaron a dar los primeros pasos para la creación de partidos políticos obreros. En líneas generales se creía que en los países donde ya existía una democracia política, se debía participar en la lucha política cotidiana, presentándose a las elecciones y tomando parte en los debates parlamentarios, con idea de conseguir leyes beneficiosas para la clase obrera. Si se trataba de actuar políticamente en algún país donde no todavía no se daban condiciones democráticas, es decir, donde imperase la autocracia o la falta de independencia nacional, los partidos socialistas debían participar con las demás fuerzas en la lucha por conseguir la democracia como primer paso en la revolución socialista.
- ALEMANIA: fué el país de Europa donde el socialismo tuvo un desarrollo más temprano. En 1869, el programa de Eisenach ya había sentado las bases para la creación de una organización socialista. Lo encabezaban August Bebel y Wilhelm Liebknecht, ambos influenciados por las ideas de Marx y Engels.
Pero en Alemania el movimiento obrero también estaba influenciado por las ideas de Ferdinand Lassalle, que creía e un modelo de Estado basado en el sufragio universal y cuya principal aportación al movimiento obrero fue la creación en Leipzig de la Allgemeiner Deutscher Arbeiterverein (Asociación General de Trabajadores Alemanes) en 1863, el primer partido político de trabajadores que se constituyó en Alemania.
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En 1869 se celebraba el Congreso constituyente del Partido Obrero Socialdemócrata de Alemania (Sozialdemokratische Arbeiterpartei Deustchlands, en alemán, SDAP). El nuevo partido obrero, liderado por Wilhelm Liebknecht y afín al marxismo, adoptó en aquel congreso el llamado Programa de Eisenach.
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Lassalle fue herido de muerte en un duelo por un asunto sentimental y falleció en Génova en 1864, pero sus partidarios tenían la suficiente fuerza, como para influir en el Congreso de Gotha (1875) donde se produjo la unificación de la asociación lassalleana con los eisenachianos en el nuevo el Partido Socialista de los Trabajadores Alemanes (SAPD, Sozialistische Arbeiterpartei Deutschlands, posteriormente SPD). Marx sometió al programa de Gotha a una crítica demoledora, considerándolo un paso atrás en comparación con los planteamientos de los eisenachianos, pero en cualquier caso, era el inicio de las era de los Partidos Socialistas en Europa.
El partido fue puesto fuera de la ley por las autoridades prusianas (Bismark) en 1878, pero siguió funcionando en la clandestinidad, en la que creció y se consolidó, de modo que cuando fue de nuevo legalizado, se presentó a las elecciones de 1890 y consiguió un gran éxito electoral, 1.400.000 votos que le dieron 35 diputados en el Reichstag.
En el Congreso de Erfurt, celebrado en octubre de 1891, dio un paso adelante respecto al Congreso de Gotha y se basó en la doctrina marxista sobre la inevitabilidad del hundimiento del modo de producción capitalista y su sustitución por el modo de producción socialista. El programa de Erfurt recalcaba que la clase obrera debía desplegar la lucha política y que el partido tenía que ser el dirigente de esa lucha. En el programa de Erfurt se contenían las líneas esenciales de la lucha de la socialdemocracia a lo largo de todo el siglo XX: la democraticación de la sociedad, el Estado de Bienestar y la regulación del mercado laboral. Pero Engels, que había sobrevivido a Marx y se dedicaba a preparar para su publicación los materiales que constituirían el tomo tercero de El capital, así como Vladimir Ilich Lenin, joven marxista ruso que comenzaba a destacar en los círculos socialistas de su país, criticaron el programa de Erfurt, pues decían que, para ganar votos, los socialistas estaban cada vez más alejados de la praxis [práctica] revolucionaria y más estancados en consideraciones electoralistas y reformistas.
Esta polémica del revisionismo iba a prolongarse a lo largo de la década final del siglo XIX y se prolongaría hasta el estallido de la 1ª Guerra Mundial, en 1914. En términos doctrinales, los que más se alejaban de las tesis marxistas, fueron llamados revisionistas. Destacaron entre ellos Eduard Bernstein y Karl Kautsky. En su revisión de los postulados marxistas Berstein llegó a decir que dado el crecimiento de las clases medias, el capitalismo podía autorregularse, evitar las crisis económicas y la polarización social y redistribuir la riqueza en la sociedad. La democracia parlamentaria podía ser, según Berstein, el instrumento para que los trabajadores consiguieran cada vez más mejoras en su situación, con lo que la revolución se hacía innecesaria y el socialismo sobrevendría al final de las sucesivas democratizaciones del capitalismo.
Lo cierto es que en las elecciones de 1912, el SPD (Partido Socialista de Alemania) consiguió más de 4 millones de votantes (el 34,8 %) y 110 escaños. En 1914, en vísperas de la guerra mundial, tenía casi un millón de militantes. Entre las razones de su éxito cabe destacar el acierto al combinar en su táctica la lucha cotidiana por conseguir reformas inmediatas en combinación con una explicación constante del objetivo revolucionario de la lucha de la clase obrera, que era el ulterior establecimiento de la sociedad socialista.
- ESPAÑA: tras Alemania, España fue el segundo país de Europa en tener un partido socialista, siendo su principal impulsor Pablo Iglesias Posse, tipógrafo natural de El Ferrol (La Coruña) que trabajaba en Madrid. En 1870 había pasado a formar parte de la sección española de la AIT, a cuyo Consejo Federal perteneció a partir del año siguiente. Desde 1873 fue miembro de la Asociación del Arte de Imprimir, de la que se convirtió en presidente en 1874. Este último año, aliado con las tesis de Karl Marx en la I Internacional, se integró en la Nueva Federación Madrileña, entidad desde la que impulsó la creación de un partido político socialista y así fue como fundó clandestinamente en Madrid, junto a otros marxistas, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en 1879.
Hasta 1882 Pablo Iglesias fue colaborador en distintas publicaciones obreras como comentarista político y en marzo de 1886 fundó El Socialista, revista que convirtió en el órgano de expresión del PSOE. Organizador y principal dirigente del partido, en agosto de 1888 participó en la creación de la Unión General de Trabajadores (UGT), el sindicato que pasó a estar íntimamente vinculado desde entonces a aquél. Ese mismo mes se aprobaron los estatutos del PSOE, con lo que pasó a actuar legalmente, amparado en la nueva situación política facilitada por las reformas de Sagasta.
Presidente del PSOE, Pablo Iglesias ocupó el mismo cargo en la UGT desde 1899. Fue concejal del Ayuntamiento de Madrid desde 1905 y, cinco años después, en 1910 se convirtió en el primer diputado socialista español tras integrar la lista de la Conjunción Republicano-Socialista. Renovó su condición de diputado en sucesivas convocatorias electorales y utilizó su escaño para denunciar las condiciones sociales de los trabajadores.
La fuerte implantación del anarquismo en las zonas industriales españolas frenó inicialmente la expansión del partido socialista, lo que especialmente se veía traducido en una escasa representación parlamentaria en comparación con otros países. La creación de la CNT en 1911, de carácter anarco-sindicalista, y su influencia en los obreros y jornaleros españoles aumentó estos problemas de implantación inicial del PSOE-UGT. Sin embargo, partido y sindicato pervivieron unidos y se han mantenido hasta la actualidad.
- FRANCIA: tras la Comuna de París, allí se produjo una época de retroceso en la lucha obrera. Estos efectos negativos no se superaron hasta la década de los 1890, en la que se distinguieron cuatro corrientes.
+ los posibilistas partidarios de Paul Brousse, quienes negaban el programa y la táctica revolucionaria del proletariado y proponían limitar la lucha de los obreros al marco de lo "posible"
+ los continuadores del blanquismo, encabezados por Edouard Marie Vaillant, antiguo miembro del Consejo general de la I Internacional
+ la encabezada por Jules Guesde (guesdistas) que junto a Paul Lafargue, yerno de Marx y Vaillant formaron el Partido Socialista de Francia.
+ los continuadores del blanquismo, encabezados por Edouard Marie Vaillant, antiguo miembro del Consejo general de la I Internacional
+ la encabezada por Jules Guesde (guesdistas) que junto a Paul Lafargue, yerno de Marx y Vaillant formaron el Partido Socialista de Francia.
+ la del intelectual Jean Jaurès, que fundó en 1902 el Partido Socialista Francés, que abogaba por la "libertad de crítica" para oponerse a algunas tesis marxistas.
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En 1901 Guesde, Lafargue y Vaillant formaron el Partido Socialista de Francia.
Jean Jaurès fundó en 1902 el Partido Socialista Francés, que abogaba por la "libertad de crítica" para oponerse a algunas tesis marxistas y justificar su avance hacia el socialismo usando a veces medios "burgueses", como las elecciones y los discursos parlamentarios, y otras veces medios revolucionarios, como las huelgas y los levantamientos.
n 1905 se produjo la unificación de ambos partidos, con Guesde y Jaurès como principales dirigentes del nuevo partido llamado Sección Francesa de la Internacional Obrera. En 1904 Jaurès fundó el periódico L'Humanité como órgano del Partido Socialista Francés.
El partido se escindió en 1920. El actual Partido Socialista fue refundado en 1969.
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- GRAN BRETAÑA: en el año 1893 fue fundado el Partido Laborista Independiente (Independent Labour Party) por los dirigentes de las nuevas Trade Unions. Integraron este partido miembros de estas nuevas «tradeuniones» y de varios antiguos sindicatos y elementos de la intelectualidad influidos por los fabianos. El partido fue encabezado por el escocés James Keir Hardie. Hacia 1900 varias corrientes integraron el definitivo Partido Laborista. Se ha mantenido siempre independiente del marxismo, ocupando a partir de la 1ª Guerra Mundial posiciones centristas.
De carácter marxista fue Federación Socialdemócrata de Inglaterra, que había sido fundada en 1884 y que en 1907 empezó a llamarse Partido Socialdemócrata. Éste, junto con los elementos de izquierda del Partido Laborista Independiente formó en 1911 el Partido Socialista Británico, que en 1920 jugó un papel decisivo en la fundación del Partido Comunista de la Gran Bretaña.
- ITALIA: el propio Friedrich Engels había sido el secretario para ese país en el Consejo General de la Internacional. Pero la presencia de Bakunin en aquel país en 1864 -donde contactó con Garibaldi- hizo que cuando se produjo la ruptura entre Marx y Bakunin en el Congreso de La Haya, la sección italiana se alineara junto al segundo.
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En 1881 un nuevo dirigente, Andrea Costa, fundó el semanario Avanti! y en 1882 se fundó el Partito Operaio Italiano, que en 1890 disponía ya de cinco diputados. La difusión doctrinal del marxismo empezó a producirse por toda Italia, y en 1893 el partido tomó el nombre de Partido Socialista Italiano (PSI), cuya dirección se instaló en Milán donde adoptó como órgano central el semanario La lotta di classe.
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A pesar de que, como en España, la expansión del socialismo se vio frenada por la importante presencia del anarquismo, en 1896 el número de votos socialistas llegó al 9% del total. En 1898, tras prolongadas huelgas de los jornaleros agrícolas del sur combinadas con una insurrección en Milán, el partido fue disuelto. El asesinato del rey Humberto el 29 de julio de 1900 por el anarquista toscano Bresci se consideró una consecuencia de los hechos de 1898 y de la reacción que se produjo los años siguientes.
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Tras varias escisiones a lo largo de su historia, en 1994 el PSI fue definitivamente disuelto.
- Otros partidos socialistas europeos:
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En Austria las distintas tendencias del movimiento obrero -lassallianas, marxistas, anarquistas- coexistieron hasta el Congreso de Hainfeld de 1889, en que se unieron bajo el nombre de Partido Socialista Austriaco, en una línea marxista bajo la dirección de Viktor Adler. El principal problema que tenía que afrontar el partido fue el de las nacionalidades, ya que el imperio Austro-Húngaro obligaba a la convivencia bajo el yugo autocrático de los Habsburgo a naciones muy diversas.
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En Polonia, a partir de los movimientos huelguísticos de Lodz y Varsovia se fundó en 1892 el Partido Socialista Polaco, bajo la dirección de Leo Jogiches y Adolf Warski. Al mismo tiempo los exiliados en París creaban otra organización, la Unión de Socialistas Polacos, que editaba el órgano Robotnik (Proletario). Pero el tema nacional iba a dividirles. El Partido Socialista (del interior) priorizaba la acción conjunta con el movimiento socialista ruso (en la división de Polonia, Varsovia formaba parte del imperio ruso) cuyo primer objetivo era derrocar el zarismo. Pero la Unión, en el exterior, establecía como objetivo inmediato el restablecimiento de la unidad y de la independencia polacas, para lo que estaba dispuesto a colaborar con los grupos nacionalistas burgueses. Estas tesis iban a ganar numerosos adeptos entre los socialistas del interior, de modo que Leo Jogiches y Rosa Luxemburg -que en la vida privada estaban unidos sentimentalmente- se separaron del Partido Socialista del Interior para formar en 1895 el Partido Socialdemócrata de la Polonia Rusa, que se fusionó en 1900 con la organización lituana para constituir el Partido Socialdemócrata del reino de Polonia y Lituania, en cuyo órgano de prensa, Sprawa Robotnicza (La causa de los trabajadores) se hacía cada vez más hincapié en las posiciones internacionalistas.
En Bélgica el Partido Obrero Belga fue fundado en 1885, publicando el órgano político Le Peuple. En 1894 en la «Carta de Quaregnon» se señalaron los objetivos: socialización de los medios de producción, supresión de las clases sociales y emancipación del proletariado. En ese año el Partido Obrero Belga, que había visto como era reconocido con algunas restricciones el sufragio universal por el que había luchado desde su fundación, consiguió 28 escaños para sus representantes. En 1901 el nuevo dirigente Émile Vandervelde prosiguió su lucha por el reconocimiento total del sufragio universal, que no se conseguiría hasta 1919.
- El socialismo en Estados Unidos y Japón:
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En Estados Unidos el primer partido marxista fue el Partido Obrero Socialista fundado en 1876 y liderado por Daniel de Leon, que editó entre otros periódicos el Appeal to Reason (Llamamiento a la Razón) que se fundó en 1895 en la ciudad de Girard (Kansas). En 1901 Morris Hillquit, que había abandonado el Partido Obrero Socialista, fundó el Partido Socialista Norteamericano, que contó con líderes como Bill Haywood o Eugene Victor Debs. Éste convirtió al partido en una importante fuerza electoral (en 1912, 150.000 miembros y un millón de votos) y que al llegar la guerra mundial mantuvo posiciones internacionalistas y pacifistas. Pero no consiguieron penetrar en los sindicatos y la creación de la Industrial Workers of the World (I.W.W.) en 1905 no fue suficiente para paliar esa falta de liderazgo. La actitud antibelicista del partido al llegar la Gran Guerra también había de contribuir a su decadencia.
En Japón fueron Yabuki Sugataro (1859-1933), conocido como Sen Katayama e Isowa Abe los fundadores del Partido Socialdemócrata. En 1904-1905 tuvo lugar una fuerte represión y en 1906 el partido fue reorganizado por una mujer, Tokyiro Kato, pero en 1908 y 1910 tuvieron lugar nuevas represiones que dieron como resultado la liquidación física de los miembros del partido, que no había de recuperarse hasta después de la Segunda Guerra Mundial, a pesar de los esfuerzos que hicieron la Segunda y sobre todo la Tercera Internacional.
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4.- LA SEGUNDA INTERNACIONAL
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La Segunda Internacional o Internacional Obrera se fundó en París en 1889, por impulso del francés Jules Guesde, en el marco de las conmemoraciones que ese año tuvieron lugar en el centenario de la Revolución Francesa. Su actuación iba a prolongarse durante un cuarto de siglo, justamente hasta el inicio de la Gran Guerra en 1914. Surgió por iniciativa de los Partidos Socialistas, por lo que se consideraba una organización ideológicamente homogénea, aunque dentro de ella pronto aparecieron dos corrientes claramente diferenciadas, la marxista revolucionaria por un lado y la reformista revisionista, por otro. Se acordó que se celebraría un congreso cada tres años.
A diferencia de la I Internacional, en ésta se reconocía la plena autonomía de cada partido nacional, de manera que no existía un Consejo General. En 1900 fue creado el Buró Socialista Internacional, con sede en Bruselas.
La II Internacional creó algunos de los símbolos más característicos que identifican el movimiento obrero. Algunos de ellos ya habían sido usados en momentos anteriores, como la bandera roja, usada por la Comuna de París. También en la Comuna se había cantado el himno La Internacional, con letra de Eugène Potier y música de Pierre Degeyter. Estaleció la celebración del 1º de Mayo como día de los trabajadores en reivindicación de la jornada de ocho horas.
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Los principales conflictos que debió afrontar la II Internacional fueron:
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- anarquistas
- revisionismo
- pacifismo
El primer problema se resolvió con la expulsión de los anarquistas en el Congreso de Zurich (1893) al aprobarse el postulado marxista referente a la participación política.
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A partir de 1904 la II Internacional insistió en que los partidos socialistas no tenían que colaborar con los partidos burgueses, pero las diferencias entre los reformistas (Adler, Vandervelde, Bernstein, Kautski) y los revolucionarios (Lenin, Rosa Luxemburg o Karl Liebknecht -hijo del fundador del Partido Socialista Alemán, Wilhelm Liebknecht-) se hacía cada vez más profundas e irreconciliables. Por aquella época Lenin escribía su obra La revolución proletaria y el renegado Kautski en el que ya el título dejaba bien a las claras la opinión del líder del sector bolchevique del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia sobre las posiciones del revisionismo.
Uno de los puntos en los que más insistió la II Internacional fue el apoyo a las reivindicaciones de la mujer, especialmente en lo referente a su derecho al voto y a la supresión de las trabas legales a su igualdad jurídica en asuntos como referentes al ámbito privado, como el matrimonio, como en otros referentes al ámbito ciudadano o laboral. En 1878 August Bebel había publicado el libro La mujer y el socialismo, una obra muy esclarecedora que analizaba la problemática de la mujer en la historia y daba las claves de lo que tenía que ser la lucha de la mujer en el siglo futuro. Clara Zetkin, una de las más destacadas dirigentes del Partido Socialista Alemán, fue nombrada secretaria general de la Primera Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas convocda en Stuttgart en 1907, en la que destacó la vibrante oradora Rosa Luxemburg. El tema que tuvo mayor protagonismo fue el del voto femenino, pues descontando Finlandia, Noruega y algún otro país como Nueva Zelanda, en el mundo las mujeres no tenían derecho al voto. En este sentido fue notable la participación de la finlandesa Hilja Parssinen, que había logrado alcanzar en su país el acta de diputada. En esta Conferencia, una delegada de la India (que en la documentación se menciona como compañera Rama, de Bombay) y la delegada japonesa, Tokyiro Kato, hablaron sobre la situación de la mujer en sus respectivos países, sometidas a una explotación y a una carencia de derechos imposible de imaginar en Occidente. La Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas se realizó en Copenhague en 1910, y adoptó una resolución por la cual se señalaba el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer, por ser el día en que habían tenido lugar los hechos de la fábrica Cotton, en Nueva York.
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4.3.- Crisis y división del movimiento socialista
Al estallar la guerra mundial, en verano de 1914, la mayor parte de los partidos socialistas europeos sucumbieron ante la oleada de patriotismo nacionalista que invadió Europa. Los principios revolucionarios fueron abandonados y muchos líderes socialistas se comprometieron a una colaboración con los gobiernos burgueses de sus respectivos países en aras de lo que fue llamado unión sagrada. La guerra dividió el movimiento socialista en tres tendencias:
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- los patriotas, que anteponían los criterios nacionales a los criterios de clase y eran por tanto partidarios de la guerra
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- los pacifistas moderados, que defendían la neutralidad
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- los opositores frontales a la guerra, como Vladimir Ilich Lenin, Rosa Luxemburgo, Antonio Gramsci, o muchos de los dirigentes del Partido Socialista de los Estados Unidos
Mientras la guerra seguía su curso inexorable tuvieron lugar tres conferencias testimoniales de socialistas marxistas que se oponían por completo a la guerra y abogaban por convertirla en revolución proletaria en los países contendientes. La primera de ellas fue la Conferencia de Zimmerwald, que se celebró del 5 al 8 de septiembre de 1915 en esa localidad de la neutral Suiza. Participaron 38 delegados de 11 países europeos Alemania, Francia, Italia, Rusia, Polonia, Rumania, Bulgaria, Suecia, Noruega, Holanda y Suiza. La conferencia, en la que la mayor parte de los borradores de resolución fueron redactados por una comisión encabezada por Lenin, aprobó un manifiesto-llamamiento A los proletarios de Europa, así como una declaración común de las delegaciones alemana y francesa -los gobiernos de cuyos países estaban en guerra- así como una resolución de simpatía a las víctimas de la guerra y a los luchadores perseguidos por las actividades políticas. También se procedió a la elección de la Comisión Socialista Internacional. En abril de 1916 y agosto de 1917 tuvieron lugar en Estocolmo nuevas conferencias pacifistas, pero las condiciones para la división ya habían madurado en el seno de movimiento socialista internacional y concretamente de la II Internacional.
La toma del poder por el Partido Obrero Socialdemócrata (bolchevique) en Rusia tras la Revolución de octubre de 1917 significó el giro ideológico de ese partido hacia una recuperación del carácter revolucionario del marxismo que cristalizaría en la creación de los Partidos Comunistas y en la III Internacional.
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A partir de ese momento, la II Internacional continuaría sus actividades progresivamente ligada a la opción reformista, con planteamientos cada vez más próximos a los de la socialdemocracia burguesa, mientras que la III Internacional o Komintern (1919) se iba a propugnar como heredera de las doctrinas de Marx y Engels. A éstas pronto se añadiría en cuerpo teórico del leninismo, del que los teóricos de la III Internacional decían que era el marxismo de la época en la que el capitalismo había pasado a su etapa superior, el imperialismo. En cualquier caso la capacidad teórica, las condiciones de dirigente y la intuición revolucionaria de Vladimir Ilich Ulianov (Lenin) iban a convertirle sin género de dudas en el referente del marxismo en la primera mitad del siglo XX.
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